domingo, 28 de abril de 2013

CAPÍTULO I ETAPA CERO: DE LA INQUIETUD A LA TEMÁTICA

CARACTERIZACIÓN DE LA PRÁCTICA PEDAGÓGICA

Con el ánimo de hacer una reflexión sobre el quehacer pedagógico, se da una mirada retrospectiva a estos lustros, en los que las investigadoras se han desempeñado como docentes y se puede decir, que ser Maestra, sigue siendo su proyecto de vida; cada etapa de su labor pedagógica ha significado un reto.

Es por esto que a partir de la promulgación de la Ley 115 de 1994 se empieza a sentir la necesidad de revaluar la práctica pedagógica; cada vez crecía la incertidumbre ante el eminente cambio; esta situación llevó a participar en muchos encuentros de índole pedagógico, tratando siempre de reencontrarnos el nuevo rol de maestro, a las puertas del Siglo XXI.

Los integrantes del grupo de investigadores en formación, pertenecen a tres contextos institucionales diferentes: Colegio Barranquilla para Señoritas, Colegio Distrital El Silencio e Instituto Técnico de Comercio de Barranquilla.

Para realizar la caracterización de la acción docente, las investigadoras en formación se dieron a la tarea de aplicar entrevistas a maestros, padres de familia y estudiantes de 7º y 8º grado de las respectivas instituciones. 

En términos generales, directivos, maestros y estudiantes las ven como maestras responsables, organizadas y comprometidas con la misión elegida, preocupadas por su quehacer pedagógico, opinan que deben ser menos exigentes, ser más flexibles, equitativas y justas al evaluar a sus estudiantes.

Los estudiantes dicen sentirse a gusto y motivados, pues las clases son dinámicas, las orientaciones son claras y tienen en cuenta su desempeño; pero muchos de ellos quieren que cambien las exigencias al evaluar, porque se intimidan al presentar evaluaciones, ya sean orales o escritas.

Los padres sienten que las relaciones son buenas, las ven atentas y prestas a ayudarles con relación a alguna problemática que se les presente a sus hijos e hijas; sienten que las tareas propuestas propician la integración familiar.

Después de ordenar e interpretar la información recogida, se dialogó con algunos maestros, directivos, padres de familia y estudiantes; se confrontó con ellos el marco de referencia desde el cual nos han caracterizado.

Las evidencias encontradas son: la expresión punitiva cuando se evalúa, se revisan tareas, trabajos, se remiten casos a Consejería; algunos estudiantes sienten temor cuando aún no conocen la metodología de trabajo en el área específica, reconocen la  competencia del maestro, pero quieren que sean más flexibles al evaluar. Nuestros estudiantes sienten frustración cuando le decimos que perdió el logro y no le damos ninguna explicación; cuando se le pone a recuperar de manera uniforme, sin tener en cuenta que las dificultades presentadas son diferentes en cada estudiante; la cuantificación de los logros: E (10.0), B (8.0), I (de 1.0 á 5.0). La confusión de términos logros, indicadores de logros; la manera de redactar los logros y los indicadores; El tiempo es corto para conocer a los estudiantes y llevar una verdadera evaluación por procesos, pues ésta nos exige un mayor esfuerzo y observación del estudiante.

Se deja a la comisión de evaluación la responsabilidad del proceso evaluativo de los estudiantes con dificultades; cuando la Comisión de Evaluación exige seguimiento del estudiante, que se evidencie sus dificultades, entonces la mayoría de los docentes deciden que todos pasan, no reportan casos. Muchas veces se da por reprobado un grado por uno o dos indicadores. Cuando se evalúa al estudiante se da más importancia al aspecto cognitivo. Algunos docentes aplican instrumentos de evaluación en forma tradicional. En teoría se habla de evaluación como proceso, pero en la práctica se instrumentaliza. No siempre se le explica al padre en qué falla el estudiante, pero se le exige que lo acompañe; Aun se ritualiza la evaluación en la institución.

Es este sentir de los tres estamentos lo que llevó al grupo de investigadores a los siguientes interrogantes:
¿Cómo ser flexibles al evaluar sin patrocinar la falta de compromiso con el proceso educativo?.

¿Por qué si les gustan las clases, algunos estudiantes sienten temor cuando los evalúan?.

¿Qué se debe hacer para mejorar la práctica evaluativa?.

¿Con qué criterios se está evaluando?.
¿Cómo utilizar la evaluación para mejorar la práctica pedagógica?.

¿Cuál es el papel de la evaluación en los procesos de formación?.
¿Qué otras formas habría de evaluar?.  Se interrogaron sobre el lenguaje, las actitudes, las prácticas y la ética al evaluar.

Para problematizar la realidad a partir de los cuestionamientos anteriormente mencionados, el grupo de investigadoras, con el propósito de dar una mirada crítica a la realidad concreta, aplicaron entrevistas a padres, maestros y estudiantes, con el fin de seguir recogiendo inquietudes.
Como resultado de las entrevistas se encontró:

Entrevistas a Padres de 7º y 8º Grado

1.   Los resultados de las evaluaciones si influyen en nuestras relaciones, dependiendo del resultado obtenido, porque no se justifica que uno haga el sacrificio de educarlos y ellos estén perdiendo el tiempo, cuando traen resultados satisfactorios tratamos de estimularlos para que sigan adelante.

2.   Algunos procesos evaluativos de la institución si favorecen el aprendizaje en valores, porque le exigen al estudiante y lo motivan a reafirmar su responsabilidad, pero también se dan casos en que no se les lleva un seguimiento y continúan siendo personas irresponsables, facilistas y estudian solo para ganar el año no para la vida.

Estudiantes de 7º y 8º Grado


1.    La evaluación que realizan los maestros contribuye a mi crecimiento personal, si participo en el proceso activamente, estudio para aprender para la vida y realizo una evaluación a conciencia.

2.    Algunos docentes son chéveres y le colaboran a uno en cualquier explicación y aclaración al respecto, pero otros se ponen de mal genio y toman una actitud policiva para que no cometamos fraude.

Maestros de 7º y 8º. Grado


1. Al realizar una reflexión sobre el interior del aula, se evidencia que los procesos evaluativos no están generando los valores como debía ser, ya que para algunos de los actores lo más importante son los resultados; equiparan la evaluación como control y se utiliza frecuentemente la heteroevaluación, en cambio si se aplica a conciencia la evaluación como un proceso, se estaría cimentando los valores.

REALIDAD INSTITUCIONAL

En el contexto de las instituciones en las cuales realizan su práctica pedagógica, cada uno de los integrantes del grupo de investigadores en formación, realizó una revisión de la propuesta evaluativa contemplada en el proyecto educativo institucional.  En el PEI del Colegio de Barranquilla para Señoritas, la evaluación se concibe como un proceso permanente de reflexión y construcción colectiva, que busca darle sentido al proceso educativo; en su componente pedagógico contempla la evaluación y promoción flexible; a partir de la construcción del PEI, se hizo imperativo reconceptualizarla y recontextualizarla hacia una evaluación cualitativa por procesos. Desde el año de 1996, atendiendo a las disposiciones legales de la Ley General de Educación y del Decreto 1860 de 1994, la dirección del Colegio ofrece la cualificación sobre Evaluación, que se realiza a partir del planeamiento institucional y durante todo año lo lidera la Coordinación académica y los coordinadores de área. Esta cualificación cimienta las bases de la evaluación cualitativa, profundizando en el conocimiento de los procesos de desarrollo humano, trasladando este saber a alumnos y padres de familia.

La propuesta de evaluación cualitativa del Colegio Barranquilla para Señoritas, se centra en el desarrollo de los procesos y habilidades del pensamiento, para llegar a fortalecer competencias, a través del compromiso y de la responsabilidad del estudiante con su proceso de formación.

Al hacer una revisión del PEI del Colegio Distrital El Silencio, se encontró en el componente evaluativo un vacío concerniente a la forma que se tienen y cómo se aplica la evaluación.  Existe un manual que contiene una recopilación de la Ley 115 con sus Decretos reglamentarios, 1860 y Resolución 2343; por lo tanto carece de una propuesta evaluativa integral, acorde con las necesidades de la comunidad educativa.

En el Instituto Técnico de Comercio, acorde con los cambios surgidos en 1994, con la Ley 115  y el Decreto 1860/94 se presenta una propuesta evaluativa en la que se incluyen todos los lineamientos emanados del MEN y contemplados en la Ley General y Decretos Reglamentarios. En el año 2000 cuando se inicia un proceso de reconstrucción del PEI, como un proyecto histórico cultural cuyo objetivo es reorientar la práctica pedagógica en sus 6 componentes, entre ellos la evaluación, la propuesta evaluativa se retroalimenta con los Seminarios de Evaluación por logros realizados en el plantel. Luego a principio del 2001, se socializa una nueva propuesta, que nos plantea una evaluación integral, la que apunta hacia las metas de formación establecidas en el PEI de la institución; todo esto implica asumir la transformación de nuestra práctica pedagógica, en donde los educadores asumamos nuestro papel de orientador, y el educando el de actor principal del proceso y constructor de su propio conocimiento.

Con esta propuesta  evaluativa se tiene el propósito de conformar una Comisión de Evaluación por Ciclos, donde cada Comisión tendrá el acompañamiento de la Coordinación Académica y actuará en forma autónoma, llevará el seguimiento de las alumnas, estableciendo reuniones con éstas y los padres de familia y entregar informe cada trimestre.  En esta propuesta no se incluye la Dimensión Ética en los procesos Evaluativos en el aula y en la institución, lo que contribuiría a mejorar las condiciones académicas, convivenciales y evaluativas de la comunidad del INSTECO.

Se encontró además, que entre los estudiantes, compañeros maestros, directivos y padres de familia no existían marcos de referencia fundamentado sobre la evaluación.

INQUIETUD DE INVESTIGACIÓN

Al caracterizar la práctica pedagógica del grupo de investigadoras, en la que participaron estudiantes, docentes, directivos docentes y padres de familia de los grados 7º y 8º . Se procedió a identificar inquietudes surgidas en nuestra reflexión, producto del malestar manifestado por los actores antes mencionados, acerca del proceso evaluativo, se ordenó e interpretó la información recogida para confrontar con ellos el marco de referencia desde el cual nos caracterizaron.

En el contexto de las tres instituciones la inquietud más sentida es respecto a la evaluación y a la formación en valores de nuestros estudiantes; pues es lo más recurrente en las evidencias encontradas hasta el momento entre los estamentos educativos consultados.

Se socializó con la comunidad educativa (estudiantes de 7º y 8º., algunos docentes y padres de esos mismos grados), los resultados obtenidos de la indagación inicial para recolectar inquietudes, y en consenso se articularon las inquietudes en una sola: ¿Cómo generar valores en los estudiantes de 7º y 8º grado desde los procesos evaluativos vividos en el aula y en la institución para contribuir al desarrollo humano?.

PREMISAS


Las premisas construidas por el grupo de investigación, producto de la reflexión realizada en cada momento, en los encuentros con los diferentes estamentos educativos, nos permiten cuestionar la realidad y hallar evidencias como:


  • La formación en valores en las instituciones educativas es fundamental en la propuesta evaluativa.
  • La evaluación basada en valores es reflexiva, crítica y ética.
  • Un trabajo simultáneo entre los procesos de evaluación y los procesos de formación en valores, contribuyen a alcanzar un equilibrio entre teoría y práctica pedagógica.
  • La evaluación suministra información relevante en el proceso educativo, es inherente al proceso de aprendizaje, y le permite al estudiante tomar conciencia de su desarrollo, y formarse como persona autónoma, capaz de educarse permanentemente.
  • La interacción comunicativa entre los actores valida la práctica evaluativa ética.
  • La evaluación es un proceso de retroalimentación y mejora.

Con el ánimo de reconocer la realidad institucional para confrontar el SER y el DEBER SER, de la misma, y una vez recogidas las evidencias, indicadores de las preocupaciones del grupo de investigadoras, se continúo con el análisis de la información recogida, cuestionando la práctica evaluativa en el quehacer pedagógico en el área de Ciencias Naturales y de Ciencias Sociales, en las cuales, las investigadoras en formación ejercen la docencia en el contexto institucional. 

Al pensar en el rol como maestros investigadores, se asumió el compromiso de reorientar y facilitar acciones participativas en el contexto institucional, mediante el diálogo, debate abierto, interactivo, que permitirá la construcción colectiva de teoría pedagógica en torno a la temática titulada DIMENSIÓN ETICA EN LOS PROCESOS EVALUATIVOS VIVIDOS EN EL AULA Y LA INSTITUCIÓN. Teniendo en cuenta que la educación contribuye al desarrollo humano en todas sus dimensiones, permitiéndole al hombre mejorar su calidad de vida al satisfacer sus necesidades fundamentales, ya que todo ser humano busca la manera de satisfacerlas de acuerdo a la cultura donde nace y se desenvuelve, y en la medida en que amplía su visión del mundo.
                                                                     
La educación debe contribuir al desarrollo integral de la persona; todos los seres humanos, deben estar en condiciones de desarrollar un pensamiento autónomo, crítico y de elaborar un juicio propio, para determinar por sí mismo, que deben hacer en las diferentes circunstancias de la vida.

Después de realizar estas acciones se logró legitimar la inquietud, especialmente en los grados 7º y 8º, en reunión de área, en el colectivo de los grados 7º y 8º y ante el cuerpo de maestros; se explicitaron los propósitos de la investigación e igualmente se hizo ante la Comisión de evaluación; se les dijo que dicha inquietud, convertida ahora en temática de investigación, es producto de una mirada crítica sobre la realidad vivida con relación a la práctica evaluativa que se vive en el aula y en contexto institucional, la cual se valida al presentarles evidencias, surgidas en la información recolectada y a partir de la observación participante y del diario de campo debidamente organizado, encontrando gran aceptación y el reconocimiento que la inquietud, no sólo de las investigadoras, sino de la comunidad educativa, pues el proceso evaluativo genera preocupaciones y conflictos en las instituciones.

Por esto al convertir la inquietud en la temática de investigación: Dimensión ética en los procesos evaluativos en el aula y en la institución, permite realizar un reaprendizaje de la propia práctica pedagógica, generando cambios en el rol como docentes, para así poder propiciar el desarrollo humano de los estudiantes en sus tres dimensiones; brindan espacios para desarrollar la autonomía profesional, encaminando el objeto de estudio con intencionalidad pedagógica.

Se puede afirmar que el PEI dinamiza la práctica pedagógica, mediante el diálogo, el debate, la intercomunicación, abriendo espacios para la investigación acción educativa, como lo concibe Augusto Romero Díaz[1]: “en el ámbito institucional la escuela es la organización social donde se dan interacciones y se construye de manera colectiva y consciente las regulaciones para la convivencia social, para aprender a vivir juntos, y es la escuela en donde se instituyen y se hacen vivos los acuerdos de la comunidad educativa y donde puede reflexionarse sobre su legitimidad y validez”.

Se ha comprendido el rol como docentes investigadores, en y sobre la acción. La reconstrucción de la teoría educativa se hará a través de un proceso de interacción social o interacción simbólica, mediante la cual los integrantes participarán en un diálogo, honesto, sincero y comprensible, como condición básica para construir, comprender y transformar la realidad cotidiana de la práctica pedagógica en los procesos evaluativos, entonces, la teoría construida debe proporcionar elementos para comprender cómo son los actores que participan en ella y cuáles son sus posibilidades de transformación, en cuanto a la esencia del proceso educativo es el ser humano como proyecto histórico y cultural.

Esto luego se convertirá en situación problema para poder elaborar en consenso una propuesta teórica que lleve a comprender y transformar la realidad desde el SER, al DEBER SER. Por ello, la IAE, Investigación Acción Educativa, será la metodología desde la cual se abordará el proyecto de investigación.  Al seguir este proceso se podrá construir teoría educativa contextualizada, basada en vivencias y experiencias de la propia realidad institucional.  Se tendrá en cuenta la cultura escolar institucional para poder definir el marco de referencia de los actores.  Al hacerlo se podría rescatar el sentido de comunidad, construir entre todos la propuesta colectiva tendiente a transformar los procesos evaluativos desde una dimensión ética, que lleve a formar hacia el desarrollo humano a los estudiantes.

Esta metodología sólo podrá desarrollarse en la acción y sobre ella, en etapas de trabajo retrospectivo y prospectivo así:
Acción® Observación®Reflexión®Planeación.  Para ello se requiere de espacios de participación, diálogo, debates, cuestionamientos, talleres con los actores implicados (padres de familia, maestros y estudiantes), configuradas las siguientes acciones:

·      Búsqueda de respuestas mediante estrategias interpretativas de los actores para llegar a acuerdos mediante consenso.
·      Distinguir diversas formas interpretativas ideológicamente distorsionadas sobre el objeto de investigación para construir una nueva visión del mismo.
·      Informar, guiar y orientar todas las acciones en y sobre la práctica.
·      Reconocer interferencias y facilitadores en el avance del proceso de investigación.

La metodología de investigación a la que se recurre en este trabajo es la IAE, porque hace posible, a los actores implicados en la situación problema, su reconocimiento, comprensión y transformación, propósito central de este proyecto pedagógico.

La I.A.E es la metodología que hace posible a los actores implicarlos en la situación problema, su reconocimiento, comprensión y transformación, propósito de este proyecto pedagógico.

En este proceso de investigación, para construir el proyecto pedagógico, el camino a seguir será el método hermenéutico crítico, pues desde este paradigma no se buscan explicaciones, sino los significados que los actores le dan a sus acciones y a las acciones de los demás, para cambiar las formas de pensar, sentir y actuar.

Se han recogido los intereses de los implicados, los cuales surgen de las necesidades de mejorar los procesos evaluativos, hacerlos reflexivos, críticos, holísticos, integrados, cualitativos, éticos; para que desde ellos se orienten los procesos pedagógicos hacia la dimensión valorativa del desarrollo humano de los actores de la comunidad educativa.

El interés será emancipatorio en la medida que se puedan romper paradigmas con relación a la formación en valores desde la práctica evaluativa.  Estos intereses llevarán a la comprensión del objeto de transformación desde un enfoque crítico social.  Desde este paradigma se generarán procesos colectivos de transformación de la práctica evaluativa en las instituciones, a partir de la reflexión crítica, la acción comunicativa, intersubjetiva y dialógica que inspiran las acciones de reconocer, comprender y transformar la realidad desde el SER hacia el DEBER SER.

La Construcción de este proyecto pedagógico exige que las relaciones sociales entre los actores comprometidos en el proceso sean horizontales, emancipatorias, de participación, de toma de conciencia y reflexión crítica.  Esto significa que la acción educativa como práctica de socialización será construida en la intersubjetividad, en donde se intercambian espontáneamente redes de significados que afectan las formas de pensar, sentir y actuar.

Desde el mismo momento en que se recogieron las inquietudes en los diferentes contextos institucionales, y con el ánimo de construir la temática objeto de estudio, se inició el análisis de información a partir de diálogos, entrevistas, observación participante, confrontación, reflexión crítica constante por parte de los involucrados.

Para hacer viable el proceso se elaboró un plan de gestión del proyecto que permitió organizar y orientar con mayor facilidad el proceso de investigación. 



[1] ROMERO, Augusto. Investigando y Educando. CEIP pág. 54







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